Ir al contenido principal

Entradas

El difícil arte del mimetismo

En épocas de la educación secundaria, la palabra mimetismo nos hacía fruncir el ceño y en otros casos, cuando lográbamos comprender el fenómeno, estirar los músculos de la cara en señal de asombro ante tan maravilloso espectáculo de la naturaleza. Es así como los animales, al igual que todo nuestro entorno, nos vuelve a recordar su supremacía, demostrándonos su capacidad infinita de interrelacionarse con el medio donde habitan, llegando en algunos casos a pasar desapercibidos al perder la identidad individual para encarnar la social, esa que lo confunde con lo que le rodea. Asombroso y mágico poder éste que, aparentemente, sólo puede ser ejecutado por ciertos y determinados animales, grupo en el cual, está demás decir, no se encuentra el ser humano ¿o sí?   ¿Es el hombre y la mujer capaz de mimetizarse? ¿de confundirse con su entorno y pasar desapercibido como ser individual? Sí. No sé si en otras disciplinas, pero cuando hablamos de ejecutantes de danza tradicional venez
Entradas recientes

¡Mujeres y niñas primero!

Esta célebre frase nos recuerda las películas alusivas a catástrofes en donde la prioridad deben ser siempre las féminas y los infantes pues, de lo contrario, por su naturaleza "débil" no podrían defenderse de lo que les pudiera ocurrir. Sí que es ambigua esta sociedad, escasamente puedo entenderla. Preceptos vienen y van, reglas, estatutos, moral, valores cualquier cantidad de productos sociales que pueda que nos sirvan para jugar a entendernos o simplemente no nos sirvan y ya. Pero dejemos las inconformidades o desacuerdos sociales generales para otro día, mejor centrémonos en el objeto de estudio de este nuevo escrito, la mujer. Sí, en esa figura femenina tan controversial que ha generado años tras año, década tras década, siglo tras siglo, tanto de qué hablar. Y cómo no, si es quien hace que todo lo que está sobre esta tierra tenga sentido. Enfoquémonos un poco más, tratemos de reflexionar por un instante sobre el papel de la mujer en nuestra sociedad o mucho mejor y más

La portada del verdadero país ausente

El verdadero país ausente, una frase, para muchos desconocido y por otros algo más cercana, que describe de manera poética el momento de desidia que algunos venezolanos experimentan cuando se encuentran frente a la coyuntura de elegir y disfrutar entre las tradiciones que realmente le pertenecen y aquellas que no lo identifican. Sin hacer referencia a nombres, nos hace reflexionar acerca de qué sentimos al entrar en contacto con las manifestaciones populares nuestras, de cómo actuamos ante la responsabilidad que tenemos de darle continuidad y de hacer que las nuevas generaciones obtengan la información más precisa y certera sobre cada una de ellas, pues los identifica como pueblo, los une. Esta responsabilidad se transpola, pasa de individuo a individuo y llega a permear a cada uno de los entes protagonistas de la formación del ser humano. La escuela, la familia, los amigos y, quiéranlo o no lo quieran, los medios de comunicación. Se debate desde tempranas etapas de la educación del c

10 años para un editorial

Hay algunos que piensan que la danza es un simple producto de los procesos de socialización; otros se inclinan por la interpretación que la reduce a la acción pagana de algunos fieles descarrilados que no han encontrado el camino de aquello que creemos superior. Los más atrevidos simplifican este movimiento a la más sencilla expresión vertical de un deseo horizontal. Pero, ¿qué definición tiene una persona que durante toda su vida ha hecho del movimiento voluntario e involuntario de su cuerpo una forma de vivir, una manera de respirar, de sentir sangre en las venas u oxígeno en el cerebro? Posiblemente no lo defina con palabras sino con la magia cinética que caracteriza sus acciones, desde la más sencilla hasta la más complicada, desde que abre sus ojos en las mañanas hasta que logra la perfección del nudo en un muy intenso seis figureao. Para ella, la danza es la máxima expresión de su alma, es la forma que tiene de agradecer su existencia, de sentir que retribuye el hecho de estar r